A lo largo del frente sur de los Balcanes, las tropas francesas, serbias, británicas e italianas, además del heterogéneo ejército de Oriente, han recibido refuerzos griegos tras la decisión de Atenas, el año anterior, de unirse a la guerra.
El general Franchet d’Esperey, al mando desde junio de 1918, lanza la ofensiva el 15 de septiembre. Rápidamente rompe el frente germano-búlgaro y en pocos días consigue llegar a Skopje.
Bulgaria pide entonces el armisticio, lo que hace temer a las potencias centrales una nueva entrada de Rumania en la guerra.
Durante el mes de octubre, las tropas aliadas siguen avanzando a través de Albania y en dirección del Danubio. Para el 3 de noviembre, cuando Austria-Hungría firma el armisticio, los aliados ya han llegado a sus fronteras.