Un ejemplo de un mapa animado

Hacia el choque de nacionalismos 1871-1914


El mapa de Europa es ahora muy diferente al que fue trazado por los negociadores del Congreso de Viena. Seis grandes potencias dominan el continente, y cada una es propensa a intervenir en los asuntos internacionales.

En el centro de Europa, tres potencias ocupan un espacio que se encontraba todavía fragmentado en 1815 :

- El Imperio austrohúngaro, ahora convertido en doble monarquía, sigue siendo un estado multinacional donde cada reino tiene sus propias minorías; su situación le incita a ampliar su zona de influencia en los Balcanes. El Imperio alemán e Italia han concluido su unidad pero todavía les falta asegurar la cohesión.

- Al este, el colosal Imperio ruso se extiende desde Polonia hasta el Pacífico, englobando diversos pueblos en Europa y Asia. El zar se esfuerza por mantener la unidad del imperio e intenta extender su influencia con una política paneslava dirigida a los Balcanes.

- Al este, Francia e Inglaterra, las más antiguas y democráticas entre las naciones constituidas, desarrollan políticas coloniales antagonistas.

Sin embargo, siguen insatisfechos aquellos pueblos cuya vocación nacional no ha sido tomada en cuenta. Sus reivindicaciones, basadas en el idioma, la religión, la cultura, se multiplican dentro de los Estados constituidos, trátese de estados-nación o imperios multinacionales.

Frente a estos movimientos, los Estados tratan de reforzar su cohesión, a veces a costa de concesiones :

- Los rusos incitan a la división para reinar en Finlandia y los Países bálticos.

- Los húngaros desarrollan una política de magiarización que disgusta a croatas y rumanos.

- Austria, en Bohemia, intenta promover  un acuerdo entre las poblaciones alemana y checa.

- Inglaterra piensa resolver la controversia de Irlanda con un proyecto de autonomía para la isla.

Algunas reivindicaciones son satisfechas. Islandia recibe paulatinamente su autonomía de Dinamarca y Noruega  se independiza de Suecia, mientras que en los Balcanes se constituyen nuevos Estados sobre las ruinas del Imperio otomano.

En el plano diplomático, las relaciones entre las potencias se han transformado: al concierto europeo esperado tras el Congreso de Viena se ha sustituido poco a poco un sistema de alianzas que, al iniciar el  nuevo siglo, divide a Europa en dos bloques hostiles. De un lado Alemania, Austria-Hungría e Italia agrupadas en la Triple Alianza y, del otro, Francia, Rusia e Inglaterra unidas en la Triple Entente.

En el interior de ambos bloques se exalta el sentimiento nacional, y cada nación reivindica una misión civilizadora. Se fomenta, especialmente en la escuela y el ejército, un patriotismo de Estado orientado a reforzar la cohesión interna; lo que a veces desemboca en un nacionalismo agresivo alimentado por las crisis que agitan los bloques de alianza.

Estas crisis se multiplican de 1905 a 1914, oponiendo a veces a rusos y austriacos en los Balcanes, o a franceses y alemanes en torno a sus colonias.

La concertación entre potencias no ha sido abandonada, pero la mecánica de los sistemas de alianza y la carrera armamentista terminan sumiendo el continente en la guerra.